martes, 22 de marzo de 2016

BIENVENIDO AL MUNDO LEO

Desde el comienzo busque un parto natural, es más se lo pedí suplique/rogué/implore  al ginecólogo. Yo tenía que tener un parto natural, no importaba si dolía, no importaba si era tan aterrador como todos me contaban. Mientras yo rezaba para tener un parto natural mi mamá rezaba para que fuera por cesárea. Me decía que era lo mejor, que sería rápido y que ella me ayudaría en todo para poder descansar bien después de la cirugía. ¡Esa no era una posibilidad!

Yo quería que mi bebe tenga todos los beneficios del parto natural, poder tener el famoso contacto piel con piel que tan beneficioso resulta tanto para la mama como para el bebito. Como nada resulta como uno lo desea, la historia fue completamente distinta.

El 25 de noviembre después de 2 días de haber salido de descanso pre natal mientras desayunaba comencé a sentirme mal. Llame a mi mejor amigo que es doctor para explicarle mis síntomas y me mando inmediatamente a la clínica porque podía ser que ya esté en trabajo de parto. Mi mama nerviosa como estaba alisto mi maleta y yo solo esperaba. No podía creerlo. Faltaban 2 semanas según la fecha programada por mi ginecólogo. Estaba segura que llegaría y me regresarían a casa. 
Aun no era el momento.

Llegue a la clínica, al pasar por emergencia me dijeron que debía quedarme porque ya estaba dilatando y los nervios comenzaron. Dónde está mi mamá? Ya le avisaron a mi esposo? Alguien me puede traer mi celular?. Comenzó la espera, recuerdo perfecto que vi la hora y era las 10:45 am, según mis cálculos seguro para la 1 ya tendría a mi bebe en mis brazos jajaja ahora me da risa pensar lo ingenua que fui. No quería que nadie se entere,  solo mis papas y mi esposo porque no sabía cuánto duraría la espera y cuánto podría doler, quería que mi familia nos visite ( a leo y a mi) ya descansados. 

Nos pasaron al cuarto para esperar hasta que sea el momento del parto, las horas iban pasando y no avanzaba nada la dilatación, cuando llego mi ginecólogo le dije que esperaría, que sería valiente, quería que mi bebe nazca por parto natural si o si.
El doctor me reviso y amabilísimo como es me dijo “Claudita, si te hago una cesárea en 2 horas estarás aquí con tu bebito, no quieres?”  -No doctor, no quiero, no quiero que me hagan cesárea, así que ahí comenzamos con el monitoreo que es lo más estresante del mundo porque me explicaban que los signos vitales de mi bebe estaban bastante irregulares y que si seguía así me prepararían para una cesárea de emergencia. Es ahí que entendí que no valía la pena arriesgar a mi bebito y la acepté obviamente llorando, asustadísima porque no estaba preparada psicológicamente para una cesárea. 

Ahí vino lo bueno.
Durante la cesárea, neurótica como soy no dejaba de hacerles preguntas a las enfermeras, anestesista , doctores etc. Por más que me rogaban que deje de hablar, lloraba preguntaba por mi esposo lo necesitaba cerca tomándome de la mano pero al ser una cesárea de emergencia no permitían que entre nadie más. Así que decidí calmarme y respirar hondo. Gracias a dios Giancarlo pudo entrar cuando sacaron a Leito, no hubo contacto piel con piel  ni nada parecido, solo después de un rato me acercaron al amor de mi vida para besarlo y decirle lo primero que a toda madre nos sale del alma “hola mi amor Te amo mucho!!”. Incluso ahora cada vez que lo recuerdo me dan ganas de llorar, es el momento más sublime y tierno que puede existir. Nunca voy a olvidarlo.

Gracias Leito por ser tan valiente, por enseñarme tanto desde el primer día. Te amo mucho.



Monkey Mom.



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